- ¿Pero la has visto? Está buenísima y tiene pinta de ser un putón de cuidado. Estoy seguro de que la chupa mejor que muchas de las que he pagado. Es un ratito...
- Joder tio, que estamos de servicio, trabajando. Me vas a meter en un problema. Que hace poco lo arreglé con Paula. Menudo compromiso...
- Es verdad. Tienes razón. Pero es que estoy todo morcillón, ya no estoy concentrado. Al menos si la puta esta me alivia ya voy más relajado.
- Mira, haz lo que quieras. Yo te espero. No le diré nada a Ana, pero no me gusta. Espero que nadie se fije en esto, porque menuda vergüenza... Me quedo aquí a que termines.
Se acercó el Guardia Civil con paso firme, tampoco pretendía tardar mucho.
- Vale. No quiero negarle ese placer a la señorita- dijo Paco mientras sacaba su embrutecido falo entre el pantalón duro del uniforme.
No se había quitado el casco ni las gafas de sol. N. se tiró con ilusión hacia esa polla autoritaria y comenzó a disfrutar del sabor extraño. M, que aún no había sido satisfecho, se puso cerca de ella y bajó la cremallera para volver a sacar su polla necesitada. Sintió de nuevo el placer de la piel de N, cuya mano trabajaba con afán sobre la segunda polla, como si estuviera ordeñando una vaca.
- Qué guarra es tu chica- comentó sin ser capaz de disimular el placer.
Observé cómo el otro Guardia Civil estaba cerca de las motos, inquieto, mirando hacia el grupo lascivo. Parecía no saber dónde meterse. M, miraba a su chica cómo alternaba su boca de una polla a otra. Estaba chupando como una poseída y movía mucho la cabeza. Así mismo, el tal Paco no dejaba de mirar al cielo, sin duda creía estar acercándose a él. En ocasiones normales yo debería estar empalmadísimo y pajeándome viendo esa escena. ¡Qué coño! Estaría participando también. Pero aún era reciente el chorretón que había disparado y mi polla se mantenía inerte o apenas funcional.
Me acordé de que habíamos traido una cámara de fotos y pensé que quizás a los chicos les gustaría tener algunos recuerdos de este encuentro. Además estaba aburriéndome un poco de tanto mirar y poco actuar. Le dije al Guardia que no sacaría nada que lo pudiese delatar. Él estuvo de acuerdo, aunque tal y como estaba, le podría haber sacado fotos a su cara de cabrón satisfecho que no le hubiese importado. N salía preciosa desde atrás, en cuclillas con ese vestido ceñido y tapando con la cabeza las enormes pollas que estaba comiendo.
De repente veo al otro Guardia Civil viniendo hacia nosotros, muy acelerado. Pensé que le habría molestado algo y nos putearían, o que se llevaría a su compañero de repente. Sin embargo, se paró en seco frente a N haciendo corrillo junto a los otros dos chicos y sacó sorpresivamente un pedazo de rabo enorme. Menudo trabuco gastaba aquél hombre entrado en años. A N le golpeó la cara al girarse hacia él y le costaba trabajo metérselo en la boca. Los otros dos lo miraron con cierta congoja.
- ¿Qué?- respondió a las miradas - Vamos que tenemos que volver a patrullar.
N ordeñaba y chupaba todo lo que podía. Desde arriba se apreciaba su escote y su cara de guarra satisfecha. No podían evitar cogerle la cabeza cada vez que su polla era elegida para meterla en su boca y le daban un par de folladas. M llevaba mucha calentura encima y fue el primero que avisó, quería descargar y quería que ella lo viera.
Pero N no quería verlo, quería sentirlo. Abrió su boca frente a M y se dejó llenar de su semen. Estaba bien cargado y los primeros chorros salieron disparados sobre su cara. La vaciada de huevos fue tal que después le molestaban un poco. Al ver el espectáculo ninguno de los guardias civiles fueron capaces de aguantar mucho más e invitaron a N a que se girase hacia ellos. Ella no supo de dónde le venían. Los de verde comenzaron a correrse casi a la vez y la llenaron de semen por todas partes. El pelo, la boca, la cara, las tetas, el vestido... nada se salvó de la ducha. El último en incorporarse expulsó una cantidad importante y unos chorros muy potentes. N estaba encantada, sin duda. Sabía que aquellos representantes de la ley, que por unos minutos se habían pasado al lado contrario, tendrían varias horas de trabajo por delante; así que se afanó especialmente en dejar sus pollas limpias y satisfechas.
- Gracias a vuestra amiguita os libráis hoy de la multa - comentó uno de ellos cerrándose la cremallera mientras bufaba de placer.
Ambos corrieron hacia las motos a paso ligero y arrancaron con celeridad perdiéndose a nuestra vista. A N no se le borraba la cara de puta viciosa contenta y M puso cara de circunstancia cuando observó que hasta él también había llegado semen de uno de los guardias.
-Os van a encantar las fotos- les dije- por cierto, que uno de los guardias se ha llevado también un regalo tuyo, M.
Volvimos al coche entre risas. N aún no se había limpiado y ya disfrutaba mirando las fotos que había hecho. M conducía de nuevo, yo me senté en el asiento del copiloto y N se quedó el asiento trasero para ella sola. Nos dirigimos al siguiente cambio de sentido, directos a nuestras vidas diarias otra vez. No sin antes disfrutar de la tremenda masturbación que N se propinaba, gimiendo con todo detalle detrás de nosotros, con las piernas bien abiertas y los talones apoyados en los asientos traseros, pensando en las pollas que había chupado, en el semen que aún tenía y en lo puta que se sentía por todo aquello. M la miraba a través del retrovisor mientras yo no me perdía detalle girándome. No necesitábamos poner la radio, ella nos daba la mejor música que nuestros oídos podían escuchar.
-Cómo me pones, zorra.
Pulsé de nuevo el botón de la cámara de fotos.
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2 comentarios:
La pobre tanto soplar habrá quedado desconyuntada.En fín, superada la prueba de la alcoholemia.Un final feliz
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