27 marzo, 2022

La liga de la lujuria

Aquello parecía algo salido de la serie Big Bang Theory. No lo habían organizado de esa manera, simplemente surgió así. La fiesta de disfraces parecía una convención de cómics, ya que todos los disfraces eran de temática superhéroe.Wonder Woman era la anfitriona. Supergirl, su gran amiga, que nunca la dejaba tirada, había llegado hacía un rato y la estaba ayudando a organizar los aperitivos y poner las bebidas a refrigerar. Cuando no hacían las fiestas en casa de una, las hacían en casa de la otra. Cuando ambas se vieron, se pensaron que era broma.

+Jajaja, tía, ¡vamos las dos de superheroínas!
-Sí, ¡jajaja! Parece que nos hubiéramos leído la mente.
+Me encanta ese disfraz tuyo, ¡te sienta genial!
-Mira quien habla, con la percha que tiene y ese moreno que le sienta tan bien a tu personaje.
+Sí,  me estuve preparando el personaje para que el disfraz me sentara mejor jaja.

Wonder Woman y Supergirl eran algo más que amigas, pero eran algo menos que pareja. Básicamente son amantes ocasionales, amigas con derechos. Se conocen desde jóvenes y ya en los inicios hicieron buenas migas. Una buena noche, una fiesta y un poco de alcohol las animó a contarse confidencias personales, confesiones íntimas que terminaron en una sesión de "probar cosas nuevas" una con la otra. Desde entonces, de manera esporádica quedan para salir, para pasarlo bien con amigos, o sin amigos, según les llame el cuerpo, sin tener ningún tipo de lazo sentimental más allá de la amistad y comprensión puras. Ya que Supergirl era rubia y Wonder Woman era morena, y ambas eran bastante guapas y atractivas, no era raro que tuvieran que apoyarse entre ellas para quitarse moscardones las noches de fiesta que iban ellas dos por su cuenta.

Al rato de estar charlando sonó el móvil de la mujer maravilla, había varios mensajes de Whatsapp:

-Lo siento tía, no podrá ser esta vez, me ha surgido un tema [...]
-Oye, al final no puedo ir [...]

Varias bajas de última hora entre amigos y amigas hacían peligrar el éxito de la fiesta de disfraces. Sin embargo, no todo estaba perdido. El timpre sonó al poco rato.

-Eeeyy, ¡¿qué tal?!
+¡Bienvenido! ¡Cuánto tiempo!
´-Sí, ya tocaba ¿eh? Demasiado sin vernos, que ahora me tiro todo el día de un lado para otro.
+¿Otro superhéroe?
-Sí tía, ¿qué pasa? - dijo Batman sonriendo
+Jaja nada, que de momento somos solo superhéroes.
-Pues claro, alguien tendrá que salvar el mundo, ¿no?
+¡Jajaja!
-Bueno, ¿hay mucha gente ya? He traído bebidas.
+¡Genial! Pero no hay mucha gente aún, y no sé cuántos seremos, ya se han caído unos cuantos, y encima tampoco invité a tanta gente esta vez con la situación.
-Nada, seguro que lo pasamos bien, dijo Batman sonriendo y guiñando el ojo maquillado con pintura negra.

Batman era un chico fuerte, ya que frecuentaba el gimnasio, simpático y alto. Ahora un poco más con las orejas puntiagudas. El hombre murciélago había sido amante de la mujer maravilla en varias ocasiones, pero por personalidades no llegaron a formalizar una relación. Sin embargo, a veces se llamaban para resolver algunas tensiones que surgían por diversos motivos, tales como "he estado mirando de nuevo aquel vídeo que nos grabamos" o "¿recuerdas el viaje a la sierra?". Y tanto que se acordaban. No era extraño que Wonder Woman revisara aquel vídeo en el que, móvil en mano, gozaba de las brutales embestidas de la gran polla de Batman que llenaba su vacío físico y hacía temblar su interior. A veces se ponía en bucle esa parte en la que se veía su cara de guarro, porque estaba a punto de correrse el muy... Tampoco olvidarán el viaje a la sierra, en el que Wonder Woman terminó recibiendo el jugoso contenido de los huevos de Batman en sus grandes pechos desnudos. Costó un poco destaparse con toda aquella ropa de senderismo, pero valió la pena a juzgar el resultado de la combinación de un buen masaje entre sus tetas y en el interior de su boca, jugando con su lengua mientras mantenía la piel de toda aquella carne en barra bien replegada contra el cuerpo y el glande se mostraba majestuoso e hinchado, solo gracias a ella, solo para ella.

Batman entró y saludó a Supergirl. De inmediato se unió a la tarea de salvar el mundo. O, al menos, de salvar la fiesta, y organizó la mesa, sin poder evitar llevarse a la boca algún que otro aperitivo antes de tiempo. No tardó en sonar de nuevo el timbre. Esta vez fue Batman quien se acercó a la puerta.

-¡Tío!
+Eeeey ¡¿qué pasa?!
-¡No me jodas!
+¡¿Qué?!
-¡¿De Superman?!
+¡El hombre de acero!
-Jajajaja, tira para adentro, anda.

Superman era un hombre guapo, aunque no estaba tan fuerte como Batman, pero tenía un rostro atractivo y mirada hechizante. Él lo sabía y la combinaba perfectamente con su sonrisa y su madurez. Superman venía por parte de Supergirl, ya que estuvieron saliendo juntos un tiempo. Se separaron de mutuo acuerdo y desde entonces ambos están solteros, aunque Supergirl ha confesado a Wonder Woman en al menos 3 ocasiones que ha sucumbido a las tentaciones. Y es que, aunque hayan tenido sus roces, Superman tiene una edad y una mentalidad por la que tampoco tiene interés en estar de flor en flor, y sabe apreciar a la buena amante que es la chica del traje azul. Aún revisa con frecuencia aquél video que ella misma se grabó llenándose la boca con su masculina carne, posando a diferentes profundidades, haciendo muecas, besando en diferentes partes y exigiendo su merecido premio, el cual no tardó en recibir, pudiendo apreciarse todo en el mismo video, aunque en esa última parte la grabación estaba un poco accidentada; no así en la memoria de Superman, que desde otro punto de vista mantiene el recuerdo en la memoria y lo refresca. A veces no le hace falta siquiera el video para aliviar una necesidad rápida, en el hotel, justo antes de un importante congreso, para relajar un poco el ánimo.

-Bueno, pues parece que estamos todos- dijo Wonder Woman.
+¿No viene nadie más?
-Parece que no.
+Bueno, pues habrá que empezar la fiesta, ¿no?

La música empezó a sonar en el equipo de audio: https://www.youtube.com/watch?v=kK4H-LkrQjQ

-¡Pero tio... jajaja!
+Quita eso, ¡por dios! - amenazaban unos.
-¡Nooo, dejalo! - animaban otros.

Pero, ineludiblemente, las caderas comenzaban a moverse, llevadas por el ritmo añejo, no quedó nalga sin rozar muslo ajeno, o pecho sin golpear brazo involuntariamente.

-Joder tía, ya estoy cachonda - dijo Supergirl en voz baja a su amiga.
+¿En serio?
-Sí, joder, ya se me ha subido un poco el vino y estoy con ganas jaja.
+Pues no veas... Lo vamos a pasar bien ¡jaja!

La música pasó a derroteros más contemporáneos y las copas de vino tuvieron que se rellenadas pronto, así como los recipientes de aperitivos, que pasaron de estar colmados a tener el fondo visible en menos tiempo del que parecía. La conversación entre los cuatro era amistosa, alegre y cordial; versaba sobre diferentes temas, como las últimas vivencias en el trabajo, las noticias de actualidad, o la última tontería que había surgido en las redes sociales. Sin embargo, cuando el grupo se escindía en parejas, las palabras se volvían más traviesas y atrevidas, así como los pensamientos que sobrevenían después, de tal manera que un par de copas más tarde Supergirl no era la única que sentía un calor interior y una tensión con necesidad de ser sofocada. Esto llevó a algunos deslices carnales que, por un lado podrían ser evitables y, por otro, deseados.

Supergirl estaba ya demasiado ardiente en su interior, o eso pensaba ella, para lo que es una reunión social. Tuvo necesidad de ir al cuarto de baño, dada la cantidad de líquido ingerido y se disculpó frente a sus compañeros. Una vez en el baño no le costó alcanzar la cremallera, que bajó con un ruido característico. Pudo ver su semidesnudo cuerpo, sus pechos turgentes que estaban sin sujetador amenazaban al espejo. Bajó sus braguitas y se sentó en el inodoro para aliviar su necesidad fisiológica. Una vez terminado, al ir a limpiarse notó que no toda la suciedad entre sus piernas era debida a la orina. Al trozo de papel higiénico se le quedó pegada una sustancia blanquecina y cremosa que, al retirarlo de su vulva recién arreglada, dejó una gruesa liana colgante entre su cuerpo y el papel.

-¡Joder!- Exclamó.

Exploró un poco más, ahora con los dedos desnudos. Profundizó y encontró que el acceso era fácilmente practicable. Dos entraron sin problema y removieron el interior mientras la palma masajeaba el exterior. Abrió las piernas y pensó en Superman rellenando su vacío de nuevo, en lugar de sus pequeños deditos hábiles, pero insuficientes para cubrir sus deseos plenamente. Supergirl estaba tremendamente cachonda y no dudó en masturbarse en el baño de su amiga hasta alcanzar el clímax, pensando en que eso le ayudaría a estar más relajada durante la fiesta. Un quejido característico fue emitido por la chica, que se paró asustada al darse cuenta.

Por suerte, el cuarto de baño estaba lejos del salón, donde se encontraba la fiesta realmente. Era muy difícil que alguien la hubiera escuchado desde allí. Supergirl se limpió apropiadamente todas las partes de su cuerpo que podrían evidenciar la lascivia que había practicado y volvió a ponerse el mono de héroe de fantasía. Abrió la puerta del baño y... ¡el corazón le dio un vuelco!

Allí, tras la puerta, frente a ella, estaba el héroe de sus recientes deseos. Superman había sentido también la necesidad de ir al cuarto de baño. Sin embargo, esa necesidad se había apaciguado al escuchar aquel gemido que tan bien conocía. Supergirl se ruborizó al sentirse indecente y culpable. Superman, que ya estaba estimulado por el reciente sonido, descubrió que los pezones de Supergirl se mostraban en relieve sobre el traje. Tragó saliva y, llevado por la leve ebriedad y la calentura, sujetó a la chica por su cadera y bajó su rostro con la intención de robarle un beso que ella no le negó.
 
Aunque más que un robo de beso, aquello fue un magreo en toda regla. El beso fue apasionado y las manos jugaban bajo las capas, tocando zonas erógenas por encima de la tela barata de los superdisfraces. Casi se le sale un pecho a Supergirl de tanta intensidad. No querían hacer sospechar nada, así que el rato fue corto. Debían seguir disimulando, él iba al baño y ella volvía. Menos mal, así él podía dedicar unos minutos a que se le bajara la erección, ya que el calzón estaba ahora mismo bastante demostrativo.

Justo llegando al salón, el lugar donde estaba organizando la fiesta, Supergirl sintió algo extraño y decidió frenar en seco. Sus sentidos superdesarrollados le advirtieron que algo estaba ocurriendo y prefirió ser cautelosa. Se asomó un poco por la esquina y vio la escena que paso a describir:

Batman rodeaba a Wonder Woman posicionado a la espalda de ésta, casi cubriéndola. Sus brazos parecían hacer unos extraños movimientos mientras el murciélago tenía el rostro muy cerca de su pelo, sobre uno de los hombros. Los movimientos de los brazos eran circulares y Wonder Woman hizo ese gesto que Supergirl conocía muy bien: arqueó su espalda hacia atrás. Aquello era señal inequívoca de que se lo estaba pasando bien. Batman hizo un movimiento brusco y se arrodilló, levantó la falda de la mujer maravilla y metió su rostro entre las nalgas.

-¡No lleva nada debajo, la muy zorra! -  dijo para sí misma Supergirl mientras se ponía realmente cerda, otra vez, viendo la escena que estaban montando.
 
Batman movía la cabeza notablemente y Wonder Woman se sujetaba a la mesa para evitar caer hacia delante. Ya que él no podía bajar más y ella no era más alta, la chica decidió facilitarle la tarea. ¡La boca y la lengua del hombre murciélago le habían hecho olvidar por un momento que estaban acompañados! Wonder Woman echó hacia delante su torso y levantó un poco una de sus piernas, exponiendo así su raja húmeda para que Batman pudiese abrirla con la lengua, amasarla y vibrarla. ¡Se dio cuenta de que estaba consiguiendo hacer que Batman bebiera otro tipo de bebida de lo jodidamente cachonda que estaba!

Se escuchó un ruido por el pasillo. Repentinamente Batman se incorporó y comenzó a disimular.

-¡Nos van a pillar!- pudo escuchar Supergirl en la distancia y a muy bajo volumen.

Superman volvía del cuarto de baño, más relajado, y se encontró a Supergirl, asomada a la esquina, con su perfecto culo apretado en el traje barato, y estuvo tentado de azotar esas nalgas prietas. Sin embargo, se contuvo y la cogió dulcemente por la cadera.
-¿Vamos? - le dijo.
Supergirl se sorprendió pero se repuso rápido - Sí, ¡vamos! e hicieron aparición conjunta en el salón, donde todo parecía normal, salvo por el ligero rubor que ambas mujeres tenían en sus respectivos rostros y algunos movimientos torpes de Batman, que estaba limpiándose la boca con una servilleta.

Wonder Woman conocía lo suficiente a su amiga como para saber que se había dado cuenta de todo. Esto, lejos de avergonzarla, la puso aún más cachonda. ¿Cuántas veces habría fantaseado ella con llamar a su amiga para que, entre las dos, sacaran toda la leche de aquel chico disfrazado de caballero oscuro? ¿Cuántas veces se habrá masturbado pensando en cabalgar la cara del caballero mientras se comía las tetas de su amiga rubia, con sus pezones duros? ¿Cuántas veces habría soñado con besarse con ella mientras la gorda polla de batman atravesaba el sucio beso lleno de saliva? La sola idea le hacía mojarse y notó que en el interior del muslo había caído algo de flujo vaginal.

"Contente", se decía a sí misma, "no sigas". La cabeza de Wonder Woman estaba acelerada. Parecía que todo le daba igual, estaba dispuesta a hacer una locura. Ni siquiera se había dado cuenta de que tenía el traje un poco desarmado del masaje de pecho que Batman le acababa de proporcionar. Seguía hablándose a sí misma: "¡Para, para!"; pero su cuerpo estaba en modo automático. Se acercó a Supergirl y asaltó su boca y su cara con una combinación de lascivia y amor que serían la envidia de las mejores películas del cine erótico. De nada servían sus intentos, vanos, de autocontrol para evitar que aconteciera aquel acto de puro placer imparable que súbitamente calentó el ambiente de aquella fiesta.

Las dos chicas se revolvían y retorcían apasionadamente. Sus manos no dejaban de sentirse por su espalda y caderas. Sus pechos eran inevitablemente aplastados y entremezclados mientras se alcanzaban labios y cuellos mutuos. El moreno y el rubio se mezclaban en una marea bicolor mientras que empezaban a sentir que sobraban algunas prendas de atrezo. Los superpoderes de ambas chicas combinados empezaron a hacer mella en sus compañeros masculinos, que asistían a un evento con el que siempre habían soñado. Como si de una batseñal se tratara, como la llamada de auxilio de un transeúnte en apuros, aquel espectáculo atraía a los héroes masculinos a acercarse. Batman aún tenía el sabor de las mieles de la mujer maravilla en sus labios. Volvió a agacharse por debajo de la falda dorada y, abriendo las nalgas todo lo que le fue permitido, volvió a hundir su rostro en ella, que se sintió poderosa teniendo dos hábiles bocas alimentando su lujuria a la vez. Ahora el sabor era aún más abundante.

Superman, por su parte, se acercó también y agarró las nalgas fuertes y firmes de Superwoman. Las manos de Wonder Woman pasaron por encima de las suyas cuando ésta comenzó a buscar el centro de su espalda. Localizó el objetivo, subió sus menudos dedos y, en la base de la nuca sujetó el tirador de la cremallera. El sonido de la larga cremallera bajando se volvió, de repente, en algo muy excitante. La capa de Supergirl estorbaba, pero ahí estaba Superman para ayudar a retirarla y dejar la espalda desnuda. La heroína sin capa empezó a desprenderse del disfraz mientras era encañonada por la potencia del ficticio Clark Kent, y sus pechos turgentes y pezones erectos eran cubiertos y amasados por sus manos desde la espalda. A todo esto, Wonder Woman hacía todos los esfuerzos posibles para no separar sus labios y su lengua de su amiga mientras Batman no hacía más que lamer y beber. Repasaba coño, perineo y ano con la lengua mientras sus fuertes brazos hacían el amago de levantarla entera.

Supergirl se quedó desnuda. Superman empezó a desnudarse también y a Wonder Woman se le habían caído la mitad de los accesorios. Se dio la vuelta y se agachó para besar al hombre murciélago, agradecerle sus labores y solicitarle más atenciones. No había duda que el hueco oscuro dejado por el gran escote de la chica al agacharse era una batcueva perfecta para entrar y dar rienda suelta a su creatividad. Batman elevó las manos como si fuese a levantar el mundo por delante de él y extrajo los grandes pechos del traje de la chica para masajearlos, apretarlos y meter sus pezones en la boca. Casi parecía que iba a ser aplastado por aquellas grandes tetas. A las espaldas de Wonder Woman estaba Supergirl, en cuclillas, sujetando el enorme y terso aparato de Superman entre sus manos. Había crecido hasta su esplendor máximo. La punta estaba hinchada y brillante, rojo granate, más oscuro que los calzones del disfraz, pero mucho más atractivo para la chica. Erecta hacia arriba con los huevos colgando, Supergirl no dudó en esconder toda la carne que pudo en su boca mientras amasaba los conones y se sentía más glotona que nunca. Comenzó a hacerle una súpermamada. De manera muy activa y con recorridos largos e intensos, hacía entrar y salir la polla de su boca, empujando con la lengua aún más cuando notaba que el fluido cálido salía de él y su característico sabor llenaba sus papilas gustativas. Sin dejar esa actividad, con el coño bien abierto en aquella postura empezó a masturbar su raja y su clítoris, ¡estaban empapados! Superman no sabía cómo ponerse, no podía moverse bien pero estaba necesitado de apoyo, por lo que se acercó a la mesa y sentó medio culo en el borde. No quería tocar la cabeza o el cabello de la chica para evitar que se diera un golpe. ¡Ella misma llegaba a provocarse arcadas al llegar con el fondo de su garganta hasta su límite alcanzable! Entre eso y la vista que Superman tenía delante, con el culo expuesto de Wonder Woman y Batman succionando los pechos desde abajo, decidió que era momento de no pensar demasiado.

La mujer maravilla vió lo que hacía su amiga y sintió un gran placer y una gran envidia sana de ver a su amiga bien alimentada. El flujo llevaba buen rato brotando y mojando sus piernas. Utilizó sus dedos para batirlo un poco más en su interior mientras disfrutaba de amamantar a Batman. Fue entonces cuando se dio cuenta de que ya estaba en su punto y necesitaba algo más. Comenzó a quitarle el disfraz a Batman, empezando por la máscara y la capa, y éste se incorporó y continuó con el resto de la ropa mientras Wonder Woman hacía lo mismo. El conformado cuerpo de Batman surgió y sus brazos llevaron a Wonder Woman hasta un sillón cercano. Ésta abrió las piernas para invitarlo a entrar y el superhéroe no dudó en llenar su empapado coño con rabo cargado, el cual llevaba un buen rato apretado contra la ropa. Aplastó su cuerpo y sus cojones contra la Mujer Maravilla, a la que se le volvían los ojos blancos con cada embestida.

Superman observaba a Wonder Woman en la distancia. Observaba cómo el culo empotrador de Batman percutía contra ella y cómo sus piernas temblaban e intentaban mantenerse abiertas. Las tetas le rebotaban mientras Batman la follaba como un animal primitivo. A su vez, Wonder Woman miraba a Superman con viciosa mirada. Podía ver a su amiga moviendo la cabeza adelante, hacia atras, de un lado hacia el otro, de arriba hacia abajo y viceversa y observaba cómo gozaban los dos superhéroes. Parecía que a ambos les gustaba lo que veían a la vez que gozaban de lo que sentían.

Superman se dio cuenta de que había recibido mucho y eso debía tener su compensación. Paró a Supergirl, que estaba desatada, y sujetándola por el pelo, para que lo mirase, le dijo que ahora iba a rellenarle otro agujero. La chica se levantó y él la puso contra el sofá, de rodillas, con el pecho recostado sobre el respaldo. Penetró su coño, que estaba realmente húmedo y no le costó mucho entrar, teniendo en cuenta que el grosor de Superman era un grosor heróico. Supergirl emitió un entendible quejido que siguió con continuos gemidos de gozo por cada embestida que Superman le propinaba. El ritmo subió rápidamente y las nalgas de ella no paraban de rebotar mientras éste la cogía por el cabello y tensaba. Hacía tiempo que no notaba su herramienta tan firme, y es que Supergirl le había hecho una puesta a punto muy seria.

Batman ofrecía a Wonder Woman una actividad vigorosa y potente, a la vez que habilidosa y sintió la necesidad de dejarse llevar más de la cuenta, pero ella se lo prohibió. Aún quedaban tareas pendientes. Un cambio de postura solía ser buen remedio, por lo que Batman se sentó en el sillón esta vez y Wonder Woman comprobó que todo se mantenía firme y duro. Pasó los labios por el pollón de aquel hombre desnudo con los ojos pintados de negro para, posteriormente, hundir la carne en su boca. Lo miraba para ver su reacción, y era la esperable: ojos vueltos y cara de cerdo gozoso. Ella sonrió. Él la miraba a ella y alternaba con la escena que tenía en frente, con Superman penetrando duramente a Supergirl, cuyos pechos parecía que se iban a salir de órbita y cuyos gemidos eran frecuentes y agudos. Wonder Woman se levantó y puso los pies sobre el sillón. Veía desde arriba a su víctima y, al bajar y ponerse a horcajadas sobre él, procuró que la polla entrase bien en su hueco vaginal. Ella empezó a menear la cadera mientras éste impulsaba su cuerpo hacia arriba. Las manos de la chica rodeaban el cuello del caballero oscuro mientras lo miraba satisfecha y éste respondía con un aumento de grosor y los dedos traviesos jugando y entrando por su ano. Entre la saliva y el mismo flujo saliente de la penetración, sus dedos disponían de lubricante abundante y no tardó en meter varias falanges de su dedo corazón y jugar con el interior de su culo mientras, a muy poca distancia, membrana contra membrana, notaba el tacto de su polla recorriendo la vagina. Empujaba la membrana del recto contra su polla cuando no formaba círculos con el corazón.

Un gemido sonoro fue el inequívoco resultado de un potente orgasmo. Supergirl tenía las piernas temblando y parecía estar en trance cuando cayó rendida sobre el sofá, totalmente indispuesta, cansada y satisfecha con una inundación de hormonas de la felicidad en el cerebro. Superman aún se mantenía en pie, pétreo aunque algo fatigado. Las pulsaciones le iban a ciento cincuenta por minuto. Se sentó un momento y vio a la otra pareja en el sillón, gozando salvajemente. Batman clavaba su carne en Wonder Woman y jugaba con su trasero muy traviesamente. Sus manos entraban y salían de su culo, cuyo esfínter estaba bien dilatado. A la vez, las manos separaban bien las nalgas. Se tomó aquello como lo que era, como una auténtica invitación a entrar. Se puso detrás de ella y masturbó su polla entre las nalgas. Al principio le costó un poco, pero consiguió entrar y, de repente, las sensaciones que sentía Wonder Woman mejoraron exponencialmente. Superman entraba y salía de aquel culo abierto mientras Batman hacía lo propio con el coño, a la vez que su cara era aplastado por las tetas excitadas de la chica, que empezaba a perder la noción del espacio y el tiempo. Tal era su estado que empezó a no sostenerse bien y los chicos le ayudaban sujetándola por los brazos pero, eso sí, sin dejar en ningún momento de llenarla de placer. La situación no pudo mantenerse mucho más rato, ¡Wonder Woman también había explotado! Una riada de jugo femenino salpicó a batman mientras todo el sillón vibraba por el orgasmo que estaba sintiendo. Los chicos pararon un momento para comprobar que todo estaba bien, cuando escucharon un determinante "¡SEGUID, JODERRR!". Se pusieron de nuevo en acción, al mismo ritmo o puntualmente a superior ritmo y un segundo orgasmo sobrevino a la chica, ¡y un tercero no tardó en alcanzarla!

En ese momento Wonder Woman ya no se podía sostener bien y los chicos la ayudaron hasta llegar al sofá. Se dieron cuenta, entonces, que Supergirl estaba repuesta. Y bien repuesta, puesto que estaba bien abierta de piernas, apretándose las tetas y frotando su clítoris. Se estaba masturbando viendo la doble penetración de su amiga y, a juzgar por las manchas sobre la tapicería, le estaba gustando bastante. Supergirl tomó el relevo y se agachó frente a los chicos mientras probaba una y otra polla. ¿La que más le gustaba? La que tenía en la boca en ese momento, llenándola de palpitante grosor y sabor. En un momento dado incluso tiró de ellas para que se pusieran bien cerca, a ver si podía llenarse la boca con las dos a la vez. Sin embargo, aquellos glandes estaban muy gordos en ese momento, así que siguió alternando paja y mamada.
 
-¿Quién quiere follarme mientras chupo al otro? - dijo en un momento dado.

Batman no lo dudó y se presentó voluntario. Ella sonrió, traviesa, y se dispusieron de nuevo sobre el sillón. Los chicos la dispusieron con el vientre sobre uno de los brazos y Batman abrió sus carnes con el miembro viril. En cuanto empezó a empujar, ella comenzó a gemir, a sacar la lengua y a pedir otro rabo para saciar su vicio. Superman se invitaba a sí mismo en el interior de su boca, cuidadosamente, ya que las embestidas de Batman eran potentes y no querían hacerse daño. Aun así, la propia Supergirl era quien llevaba la situación un poco más lejos y ella misma otra vez forzaba y tragaba polla hasta donde le diera la vida. Batman ya no podía más, estaba excitadísimo y tenía ya la carga bien a punto para su lanzamiento.
 
"¡Me corro!" exclamó, una y otra vez hasta que sacó la polla justo antes del primer chorro de semen que voló sobre el trasero de Supergirl y aterrizó en la parte baja de la espalda. Espurreó esperma por su culo y las últimas gotas cayeron entre las nalgas y sobre la vulva. Superman vio aquello y necesitaba también sacarlo todo. Supergirl, que estaba encantada de haber sido víctima de aquel derroche seminal, vio a Wonder Woman en mejor estado y le dijo a su aún erecto compañero que fueran al sofá. Supergirl se sentó junto a Wonder Woman y superman se puso frente a ellas. "Llénanos las tetas", dijo la rubia. Y por supuesto, él no se iba a negar. Las chicas juntaron sus pechos sudados y deslizaron sus carnes. Aquello no permitió pensar mucho a Superman, que explotó copiosamente sobre una y otra pareja de tetas traviesas. Las salpicaduras llegaron a los cuatro pechos y algunos sitios más, como cuellos, brazos y algo de tapicería. Sin embargo, la anfitriona parecía más dichosa que molesta en aquel momento.

Con los cuerpos cubiertos de sudor y semen, las dos superheroínas volvieron a besarse y a devorarse frotándose una contra la otra. Cruzaron sus brazos y se masturbaron mutuamente mientras olían el aroma que ambos cuerpos emanaban, corridos y cubiertos de eyaculación masculina reciente. No tardaron en disfrutar de un último y dulce orgasmo que las dejó completamente extasiadas frente a los chicos. Éstos se miraron y uno dijo al otro: ¡pues parece que al final han salvado la fiesta!
 
- FIN -


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