16 mayo, 2008

Donde comen dos...

Esa zorrita me tiene a 100, pensaba Nacho sentado en una amplia silla. Ese cabrón me está devorando con la mirada, pasaba por la mente de Alex, acomodada en un sofá frente a la silla de Nacho, al otro lado de la habitación.

Él llevaba una camisa clara no demasiado formal, pantalones oscuros de Zara y unos zapatos que no iban a juego con el resto de la ropa. Sus facciones eran algo duras, lo justo; su mirada era delatadora aunque intentaba disimular las aceleraciones de su pulso; sus movimientos eran inquietos, sin llegar a ser nerviosos. Estaba incómodo, porque Alex lo tenía salvaje y sabía que ella lo estaba notando.
Pocos hombres podrían admirar la belleza facial y corporal de Alex sin sentirse atraídos. Llevaba un vestido negro ceñido por la cintura y más suelto por la falda, que marcaba sus pechos perfeccionando el escote hasta niveles de portada de revista. Unas medias oscuras y tacones a juego remataban su vestimenta.

Alex observó que Nacho se cambió de postura. Estaba poniéndolo cachondo y él intentaba evitar que su empalme fuese apreciable. No lo conseguía. Su taladro era demasiado notable y esconder ese aparato no era sencillo. Él no era el único al que comenzaba a hervir la sangre, pues la carne de Alex también es débil.
Le gustaba saber que Nacho se ponía cachondo viéndola. Se preguntaba cómo sería debajo de esa camisa y qué cosas estaría pensando hacer con ella mientras ella pensaba qué hacer con él.

-¿Vamos a estar así mucho rato?- preguntó Alex a su observador.
-David debe estar a punto de llegar- respondió (y así esperaba) Nacho.
-¿Estás nervioso?
-¿Qué te hace pensar eso?- dijo alarmado.
-Te veo inquieto, parece que hay algo que te incomoda.
-...
-Creo que estás cachondo- Alex no estaba segura de lo que pretendía provocar en Nacho, pero le gustaba este juego con la gata buscando al ratón.
-... ¿Qué pasa si lo estoy?- espetó Nacho sin saber dónde meterse.
-Los tíos siempre pensáis en lo mismo...

-¿Todos los tíos estamos siempre pensando en Manuel Fraga?
Alex abrió los ojos sorprendida por la respuesta, que había sonado sincera y firme. Nacho rió al ver la reacción de su acompañante.
-No estaba pensando en ese dinosaurio. Es cierto, estaba desnudándote con la mirada. Estás muy atractiva y me han entrado ganas de reventarte a embestidas... ¿contenta ya?
-No.
-...
-No me estás reventando- Ahora fue ella quien pilló a Nacho con la guardia baja, aunque consiguió ponerle otra cosa bastante alta.

Nacho se levantó. Estaba visiblemente erecto, pero esta vez no intentó disimularlo. Se acercó al sofá donde Alex se mantenía en una postura provocativa, con sus piernas cruzadas y su mirada clavada en él. Dejó que su presencia invadiese el campo visual de Alex, poniendo cuidado en que ella viese el fruto de su provocación antes de sentarse a su lado en el sofá. Ella disfrutaba dominando la situación, sabiendo que lo tenía a su voluntad como a un perrito detrás de su falda, y del interior de la misma.

-¿Qué debería hacer yo ahora?- preguntó Nacho.
-No sé...
-Sabes que David está a punto de llegar
-Ya.

Nacho se acercó todo lo que pudo a su acompañante, cadera con cadera. Ella no dejaba de mirarlo. Ahora estaba disfrutando mientras él comenzaba a tomar las riendas. Nacho puso su mano izquierda sobre la pierna izquierda de Alex mientras ésta no sabía qué hacer con las suyas. Sus corazones bombeaban aceleradamente mientras sus rostros se acercaban.

-Estás demasiado cerca- susurró Alex.
-No lo suficiente- comentó Nacho.

Sus ojos se cerraron mientras sus labios y lenguas comenzaron un torbellino lascivo que parecía no tener fin. Nacho deslizó su mano desde el muslo hacia la cintura de Alex, rodeándola con su fornido brazo. Ella intentó incorporarse y situarse más cómoda, pues aquella postura no era la mejor para "darse el filetazo".
Unos pocos movimientos de cuello y mejoras de posiciones después, comenzaron un magreo directo y sin rodeos. Él disfrutaba excitando sus pechos, provocando la erección de sus pezones mientras ella desabrochaba su camisa, que iba descubriendo el torso bien proporcionado del chico. Llegó hasta el pantalón y cayeron en la cuenta de que comenzaba a sobrarles la ropa, el calor se hacía más intenso y las hormonas buscaban una satisfacción.

Nacho se desprendió de su camisa fácilmente, gracias a la ayuda que Alex le había ofrecido instantes antes. Ella le dio la espalda y se retiró el pelo para que Nacho pudiese bajar la cremallera del insinuante vestido. Tras bajarla, separó un poco las partes de tela introduciendo las manos mientras su boca iba directa al cuello de la chica. Sin previo aviso comenzó a saborear y morder suavemente su cuello sabiendo que ninguna chica sería capaz de negarse a ese juego. La rodeó con sus manos y volvió a manosear sus tetas mientras su boca seguía ocupada en el cuello de su víctima, como si de un vampiro se tratara.

Alex se levantó aunque no quería dejar de sentir esa lujuriosa sensación. Deslizó su vestido por su piel hacia abajo hasta que éste pudo caer solo por efecto de la gravedad. Nacho contemplaba excitado el perfecto trasero de Alex, que estaba de pie frente a él con los tacones y un precioso conjunto de fina lencería a juego con las medias. Alex se bajó de los tacones y se dio la vuelta mientras Nacho se apresuraba a quitarse zapatos, calcetines y pantalón. La erección era bien visible a través del boxer. Se subió la chica al sofá de rodillas, con Nacho entre sus piernas, deseosa de sentir la dureza de su polla en su húmeda rajita. Se bajó hasta aprisionar la polla entre el abdomen del chico y su coñito y comenzó a masturbarse moviéndose a lo largo del duro rabo de su excitado acompañante. Él mientras no se quedaba quieto. Sus manos se apresuraban a sentir el tacto de sus nalgas mientras sus mirabas de placer se cruzaban y atravesaban.

Nacho quitó el sujetador a su acompañante, dejando ver unos preciosos pechos con sus pezones insaciables de tacto. Se bajó el boxer lo suficiente como para liberar su polla y apartó el tanga que obstaculizaba la penetración. Ésta fue cálida, húmeda y satisfactoria. El excitado falo se hizo hueco sin problemas entre las piernas de una cada vez más intensa y activa Alex hasta que sus vellos recortados llegaron a tocarse.
Él lamía sus pezones mientras ambos se follaban como si en ello les fuera la vida. Estaban literalmente destrozándose y jadeaban mientras ponían a prueba la resistencia del sofá.

Las manos de Nacho fueron a buscar las nalgas de Alex, que se esmeraba por cabalgar aquel cuerpo masculino. Tras abrirlas y cerrarlas durante la cabalgada, fue a buscar su puerta trasera, esperando que su dedo índice despertara un fuego escondido en ella. La yema encontró las arrugas que conformaban el esfínter de su trasero. Estaba cálido y húmedo, debido al movimiento, al sudor y al frotamiento de los calientes miembros cercanos. Fue abriéndolo, entrando primero con el índice y, después, con el corazón, más grueso y largo. Alex sintió una placentera sensación de éxtasis que la hizo gemir al sentir su culo atravesado.

La polla de Nacho entraba y salía al mismo tiempo que Alex subía y bajaba su penetrado coño a lo largo de la longitud del duro rabo. Nacho aprovechaba el movimiento de bajada de Alex para subir su pelvis y embestirla, provocando mayor dureza en la follada. Al mismo tiempo, el dedo de Nacho entraba y salía, jugaba y abría el oscuro agujero donde cabían ya dos dedos ampliamente.
"Ponte a 4 patas sobre el sofá" dijo Nacho no sin dificultad debido al goce. En el momento, la perrita de Alex disfrutaba de las duras embestidas de Nacho, que llenaba de carne el interior húmedo de Alex mientras éste utilizaba una mano para abrir sus nalgas y la otra para abrir su ano. Ella tampoco se quedaba corta. Al mismo tiempo que Nacho empujaba su polla hacia su interior, ella empujaba y destrozaba el abdomen de Nacho con un fuerte movimiento. Cada metida extasiaba a ambos, pero volvían a salir y volvían a meter fuertemente. La polla disminuía ligeramente el grosor al salir y aumentaba notablemente al entrar de nuevo.

En ese momento se escuchó la puerta abrirse y apareció David.

David llevaba largo rato detrás de la puerta esperando. Cuando llegó, escuchó los ruidos y gemidos propios de un buen polvo y no quiso entrar para no interrumpir la escena. Sin embargo, tanto jadeo y gemido provocaron en él calores y sensaciones que lo llevaron a trabajos carnales bajo su pantalón. Comenzó a masturbarse y a sudar. Se fue desnudando con la excitación viendo que el alboroto de la habitación iba creciendo, que los muelles del sofá crujían más y que Alex y Nacho no dejaban de disfrutar. Estaba desnudo, escuchando la escena y con una polla húmeda y enorme entre sus manos. Finalmente pensó en entrar, pensando en probar suerte ya que anteriormente había follado con Alex. Se quedaron quietos y miraron a David, con una excitación más que evidente. Alex lo invitó a jugar y Nacho sonrió asintiendo.

Se bajaron del sofá. Alex se movió contoneándose hacia David y le besó los labios. Bajó su cuerpo flexiblemente, sin doblar las rodillas, hasta que su boca alcanzó el grueso y rojizo glande. Nacho la siguió, abrió ligeramente sus piernas y masturbó su polla un par de veces antes de volver a introducirla en el hueco de la joven. Alex disfrutaba siendo follada mientras besaba, lamía y felaba aquella otra polla. Sujetaba los cojones de David mientras éste se retorcía de gusto y le acariciaba la cabeza con suavidad. Nacho embestía a Alex con suavidad esta vez, para que pudiera efectuar su examen oral con comodidad.

"David, ¿por qué no te sientas en el sofá?", invitó Nacho con un guiño. Él le hizo caso y Alex se mostró curiosa. Con un gesto, Nacho invitó a Alex a cabalgar a David como previamente lo había hecho sobre él. Comenzaron los movimientos y rápidamente aceleraron de 0 a 100. Nacho se colocó a la espalda de Alex y le dijo: "Ahora te voy a follar también el culo".

David se recostó sobre el sofá como pudo. Alex se echó sobre David, que no se quejó de tener tan cerca aquel caliente y excitado cuerpo y aprovechaba para morder su cuello y frotar sus pezones. Finalmente, Nacho abrió las nalgas de Alex y observó el oscuro orificio anal mientras acercaba su excitada polla. El agujero era aún pequeño en comparación con el grueso de su rabo, pero estaba ya bien lubrificado y confió en que la excitación ayudara al resto. Introdujo poco a poco la punta mientras David seguía embistiendo el coño de una Alex que ya no podía pensar, hablar ni ver. El goce invadía sus percepciones y la sensación de estar rellena por completo anal y vaginalmente la volvían completamente loca de placer.

David y Nacho intentaban coordinar sus movimientos para follar a Alex con toda la dureza de sus pollas. David mordía el cuello de la chica mientras Nacho se sujetaba al sofá con una mano y buscaba una de las tetas con la otra. Entre ambos estaban consiguiendo que para Alex sólo existiera placer y más placer. Cada movimiento, cada penetración, cada introducción de dura y cálida carne en los agujeros de Alex significaba una explosión de placer. No paraba de decir cuánto le gustaba y eso animaba a los chicos a darle más fuerte. Le daban ta fuerte y rápido que ya tenía las nalgas y la ingle rojiza del golpeteo y del roce; sin embargo, no sentía dolor. Los gemidos fueron tornándose más intensos y cercanos; las embestidas, más precisas; las pollas más gruesas y los roces más potentes. El coñito y el culo de Alex no pudieron resistir y su mente la dejó corrers. David sintió el interior del coño derretido y lleno de fluído, tanto propio como ajeno, al mismo tiempo que Nacho aplicaba también su manguerazo en el interior de una Alex que comenzaba a volver en sí.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

ahora mismo me encantaria tener tu polla en mi culito mojado. me has puesto tremendamente cachonda con tu relato....