03 octubre, 2011

Dulces sueños

No recuerda cuánto tiempo llevaba mirando ropa en la tienda. Vestidos, pantalones, ropa interior, zapatos... no dejaba de mirar y compraba lo que más le gustaba. M y sus amigas estaban encantadas simplemente por estar allí sin impedimentos ni remordimientos.
En un momento dado, mientras M miraba vestidos de noche, ceñidos, pensando si le gustaría a R, su chico, le pareció oir su voz. Miró hacia atrás pero no vio a nadie, todo estaba ajetreado en la tienda pero no estaba su chico.

No tardó mucho en volver a sentirlo. El aroma intenso de R se le clavó en la nariz, lo sintió tan cerca que parecía tenerlo delante, abrazándolo. Se mordió el labio acordándose de él. Notó un ligero calor y cierto nervio pensando en que quería comprarse algo para estar estupenda, para agradar a su chico y verle la cara de sorpresa y felicidad cuando se lo pusiera.

El calor empezó a aumentar y se lo comentó a sus amigas, que se rieron tapándose la boca, vergonzosas por la situación.

- Tia, ¡estás siempre igual!

Entonces M se dio cuenta de que la cosa era peor de lo que pensaba. Llevaba un vestido ligero porque aún hacía calor, pero advirtió que no llevaba nada bajo el vestido. Se le había olvidado ponerse el tanga y ahora tenía el muslo manchado, ¡en mitad de la tienda! Pidió a una de sus amigas que la acompañara al baño sin decirle nada respecto a su ropa interior. De camino al baño recibió un SMS en su móvil. Era R.

"Mmm, sty muy calint pnsand n ti. Stoy dseand q vngas, tng l poya durisim mirndo ls fots dl otr dia. Se ls stoy nseñand a uns amigs, n trdes"

El calor aumentó y M se ruborizó. Sin haber llegado aún al baño empezó a notar una agitación familiar entre sus piernas, una agitación que la volvía loca. Cerró los ojos y sintió su cuerpo acariciado, sus labios mojados y su postura era extraña y algo forzada. Rápidamente comprendió que estaba dormida y había estado soñando cuando R decidió despertarla de una manera cariñosa.

Intentó moverse, aún con los párpados pegados, pero algo se lo impedía. Tenía los brazos extendidos y las muñecas sujetas por algo suave. Vio a R acercarse desnudo y muy duro; sin embargo, al mismo tiempo, seguía notando su cuerpo manoseado y un gran placer proveniente de su entrepierna, por lo que era imposible que R estuviera haciendo aquello.

-Hola cariño- la besó- he traido a unos amigos.
-Mmmm, cabrón.
-Espero que te guste.

R se agachó para devorar los duros pezones de M mientras acariciaba su piel. Además de R, en la habitación había otra pareja, un chico y una chica jugando con el cuerpo de M a su antojo. Mientras el chico se masturbaba viendo la escena, acercando su miembro erecto a la boca de M; la chica lamía los sabores intensos de la vulva abierta de M mientras masturbaba y empapaba la suya propia.

M se relamió los labios y sintió el sabor de líquido preseminal antes de que aquel chico, que le resultaba familiar de algún otro encuentro previo, llegara a mojarla. Señal inequívoca de que ya estando dormida se habían aprovechado de ella. No dudó en meterse en la boca todo lo que pudo de aquel rabo grueso cuando lo tuvo suficientemente cerca, devorando con hambre, desayunando, intentando no morder, pues los espasmos debidos al buen trabajo de aquella otra dama no se hicieron esperar. El chico era guapo, atractivo y tenía una polla deliciosa.

-¿Te gusta? Dentro de un momento te la voy a clavar y te va a gustar más.

M sonrió ante tal afirmación. O ante la boca y los dedos de la otra mujer. O, lo más probable, ante todo lo que en esa situación se daba. R paró a la chica, también muy guapa y atractiva, y le dijo que tenía ganas de follarsela. Ella se puso en la posición de perrita delante de M, a un lado, e inmediatamente comenzaron a liarse, a morrearse y devorarse en un espectáculo lésbico indescriptible. Los chicos no tardaron en abrir y llenar de polla los sexos femeninos, los sexos de la chica del otro.

En cuanto empezaron a deslizarse dentro de ellas, a golpear las vulvas empapadas y dilatar sus interiores, las chicas tuvieron que dejar de besarse porque no eran capaces de concentrarse en todo. La chica que estaba a cuatro patas se dejó caer ligeramente sobre M, que esposada a la cama no dejaba de retorcerse de placer. Se acariciaban como gatas entre ellas y se frotaban y comían los pechos como podían, pues rebotaban de los pollazos que recibían y las movían enteras.

Las chicas no tardaron en disfrutar de intensos orgasmos, primero M y después su nueva amiga, ayudada seguro por ver y escuchar a la chica tumbada delante de ella. Los chicos no se sentían capaces de aguantar mucho más después de presenciar todo aquello y acordaron en ofrecer sus batidos tampién a la chica del otro. Finalmente no fue exactamente así, pues tal fue la intensidad de las dos corridas y la falta de puntería que ambos mancharon un poco a la otra también. Cara, pechos, cabello... el blanco había duchado con mucha fuerza y en buena cantidad. Para poner el broche final al morbo de la situación, las ninfas compartieron el semen de sus cuerpos y sus bocas entre ellas; saborearon la leche de sus respectivos chicos en el cuerpo de la otra, besándose con pasión, agotadas pero aún excitadas, deseando que aquello no tuviera fin.


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1 comentario:

Claire dijo...

Brindemos por que los sueños se hagan realidad :P