24 agosto, 2008

Motos y fotos

El asfalto pasaba veloz bajo las ruedas de la moto, deportiva sin carenado. Naked, desnudas se llaman, pues tienen el motor sin cubrir a la vez que mantienen una línea dura y deportiva. Las gruesas gomas pegaban a la carretera a Estefi y Nacho, que observaban pasar el hermoso paisaje a su alrededor. Ya fueran grandes explanadas con campos en plena colecta, ya fueran densos bosques inimaginables en las cercanías de cualquier ciudad, ya fueran conjuntos de colinas que rodeaban pequeños pueblos. Era un paisaje idílico, envidiado por cualquier ciudad, rápida y estresada en su movimiento diario.

De vez en cuando paraban en la ruta para hacer fotografías. Un bosque profundo y verde intenso, un castillo en lo alto de una colina, una antigua y pequeña granja abandonada y ruinosa o alguna montaña, capricho de la naturaleza, eran buenos objetivos de la cámara. También las imágenes hechas desde la motocicleta en movimiento tenían cierto interés, pues así podían tener imágenes del propio viaje.

El mapa dirigía a los viajeros hacia un lugar remoto, poco conocido y menos frecuentado, dentro de un pequeño bosque ajeno a la manipulación humana del medio ambiente. Dejaron la carretera secundaria para entrar en un camino de tierra que hermosamente iba siendo rodeado de árboles, siendo sustituido el cielo azul por uno cielo verde luminoso. El aire era más fresco y el viento no molestaba. Algunos centenares de metros más lejos encontraron un lugar donde podían dejar la moto. Apenas a unos metros de ese lugar estaba la orilla de una pequeña laguna. El paraje parecía sacado de alguna novela de fantasía. Una pequeña caída de agua alimentaba la laguna, que se perdía entre árboles y una pared de piedra natural unos metros más lejos.

Les habían contado que el lugar era precioso, pero no esperaban lo que estaban viendo. También les dijeron que en esa época del año probablemente encontrarían poca gente, porque comenzaba la vuelta de vacaciones y el buen tiempo expiraba. Efectivamente no había ni un alma por allí, lo que mejoraba la vista. Y el buen tiempo se terminaba, pero aún quedaban retazos que permitían disfrutar de un buen baño a media tarde en una laguna escondida.

Estefi y Nacho se quitaron los cascos y se bajaron de la moto. Se sorprendieron (y alegraron) de no encontrar a nadie más por allí. Parecían Eva y Adán en el paraíso. Cogieron las mochilas y se acercaron a la orilla, donde extendieron las toallas que guardaban. Bajaron las cremalleras de sus ropas protectoras y se quedaron en bikini y bañador, respectivamente. El ambiente era muy tranquilo y relajado tumbados bajo aquellos árboles, pero la intimidad que los rodeaba les hizo plantearse una manera más intensa de pasar la tarde.

Bajaron por la orilla para entrar en el agua hasta que llegara a cubrir un poco por encima de la cintura. El agua estaba fresca, pero no fría. Sin embargo, fue lo suficiente como para provocar en el cuerpo de Estefi un escalofrío. Sin darse cuenta, sus pezones se habían erizado por efecto de la temperatura, agradando la vista de Nacho, que no podía evitar observar el efecto en los hermosos y curvos pechos de Estefi. Así mismo, esa imagen provocó en Nacho que bajo su bañador se notara su miembro algo más abultado de lo normal, pues el fresco del agua no era suficiente para apagar el calor que se le había encendido.

Ambos se dieron cuenta de lo que sucedía y se rieron al mismo tiempo que se miraban pícaros. Terminaron de sumergir sus cuerpos bajo el agua para refrescarse y salieron a tumbarse sobre las toallas. Nacho alcanzó la cámara de fotos y animó a Estefi a que posara. Estefi sonreía, ponía muecas y daba besos a la cámara. También se hicieron autofotos entre los dos, mirando a la cámara o besándose. Nacho, que ya se había puesto jueguetón con el momento del agua, cogió uno de los pechos de Estefi con la mano y disparó la cámara a esa escena.

-Oye, ¿y si... nos desnudamos ahora que estamos completamente solos?- preguntó Nacho.
-No sé. ¿Y si viene alguien?
-Si viene alguien, seguramente venga en coche o moto y lo escucharemos. Podemos vestirnos rápido.

Realmente a Estefi le gustaba la idea, pero desconfiaba de que pudiera haber alguien espiando. Por otra parte, lo que decía Nacho tenía sentido, así que accedió. Aunque Nacho ya se le había adelantado y estaba metiendo el bañador en la mochila. Estefi lo copió. Ambos estaban desnudos sobre las toallas, mostrando sus imperfecciones al mundo y sus bellezas a los ojos del compañero.

-Se me ha ocurrido una cosa que no sé si te gustaría- dijo Nacho.
-A ver qué se te habrá ocurrido ahora.
-Me gustaría hacerte fotos desnuda con la moto.
-...
-Como si fueras una modelo de la Playboy (guiñando un ojo).
-Pfff, anda que... ya te vale.
(Nacho le pone ojitos a Estefi)
-Qué tonto eres (ríe). Venga, vamos a la moto.

Estefi se apoyó en la moto primero y la montó después. Nacho iba pidiéndole que se pusiera en una postura u otra, con la cara cubierta o descubierta. Mirando a la cámara, provocativa, es como más le gustaba. Y ella disfrutaba provocándole, pues era lo que pretendía en ese momento. Nacho intentaba siempre que la imagen fuese lo más erótica posible, llena de lascivia sin ser necesariamente grosera, aunque, con algunas, rebasaba ese límite voluntariamente. Eso terminaba exteriorizando su calentura de una manera característica en los hombres.

Estefi se percató de la situación y le hizo gracia. Nacho no podía más que asumir la situación, le estaba gustando lo que hacían. Echó una de sus manos al miembro y comenzó a acariciarlo mientras seguía haciendo fotos a su modelo favorita. Estefi observó que el falo estaba ya con una forma y tamaño ideales. Se acercó a Nacho y se arrodilló frente a él. Cogió el miembro viril entre sus manos y lamió el glande húmedo para, posteriormente, introducirlo entre sus labios.

Nacho sintió un estremecedor placer al contacto de su polla con la boca de Estefi. Observaba cómo lo hacía ella y no pudo evitar disparar la cámara un par de veces mientras la cara de Estefi se acercaba y alejaba. Nacho acarició el hermoso pelo de la chica disfrutando de la situación mientras la animaba a continuar y a masturbarse ella también. Estefi sacó el pene erecto de su boca y lo levantó; lo masturbó mientras jugaba con los testículos de Nacho entre sus labios; notó cómo la polla de Nacho se endurecía un poco más en su mano, inflamando sus venas un poco más. Aprovechó para mirar su cara de disfrute y sonrió al ver que su trabajo estaba complaciéndolo.

Nacho paró a Estefi y la invitó a volver a las toallas a dejar la cámara, pues se había convertido en un estorbo para la actividad que estaban practicando.

-Túmbate un momento en la toalla- pidió él.
Estefi se tumbó mirando hacia arriba. Su sexo se apreciaba húmedo y su mirada, impaciente.
-No, túmbate hacia abajo (sonrió).
Ella sonrió y le hizo caso. Nacho se posó suavemente sobre el trasero de Estefi y mordió su espalda, cerca del cuello. Abrió las piernas de la chica y buscó el agujero con el glande grande y sensible, guiándose por la humedad de la zona. Al fin lo encontró y no dudó en introducir la polla, levantando su pecho para curvarse más y meterla mejor. Estefi levantó su trasero, pasando de estar tumbada a estar como una gatita ardiente. Nacho pudo así terminar de introducir el miembro y comenzar a empujar sus carnes, suavemente primero y violentamente más tarde.

Estefi notaba cómo entraba toda mientras Nacho la abrazaba por la cintura y buscaba sus pezones para acariciarlos. Comenzó ella también a empujar su trasero contra la pelvis de Nacho, que en ese momento se mantuvo quieto y propinó dos tortas al trasero de la chica. Volvió a embestir con su polla, siendo ahora ambos, acompasados, quienes empujaban al otro. Comenzaron a gemir después de jadear unos momentos.

Nacho la animó a masturbarse mientras follaban. "Mientras te la meto", decía él. La chica, que apoyaba su cabeza sobre sus brazos cruzados, llevó uno de ellos hacia su vulva mientras ponía la cabeza sobre la toalla, bajo la que había un cómodo y blando suelo. Acarició sus labios superiores y notó el rabo entrar y salir con toda potencia. Notó los testículos, que iban y venían con la inercia del movimiento. Sintió su clítoris excitado y húmedo por los fluídos que salían de su vagina y chorreaban por su raja abierta. Con sus dedos, empezó a frotarlo en círculos, grandes unas veces y más pequeños otras, aprovechando siempre la humedad propia para no hacerse daño.

Estefi no podía evitarlo. Su voz emitía sonidos que claramente daban a entender que aquello le gustaba mucho. El enorme conjunto de sensaciones que llegaban por medio de sus 5 sentidos hizo que el orgasmo le llegara pronto. Un temblor y ligero mareo, seguido de una pausa en su voz, indicó a Nacho que ella ya había disfrutado del clímax del momento. Pero a él aún le quedaba algo de fuelle que aprovechar y no tenía pensado quedarse a medias.

Nacho sacó el miembro del mojado coño y dejó que Estefi se tumbara hacia arriba. Se acercó a ella y la besó en la boca mientras la animaba a masturbarlo. Después lamió sus pezones mientras magreaba intensamente las hermosas tetas de la chica. Acercó su polla erecta a las tetas y frotó los pezones con su glande húmedo para, posteriormente, acercarlo a la boca de Estefi y volver a sentir la sensación de antes, frente a la moto con la cámara.

Le pidió que fueran a la orilla a terminar. Él se sentó en la orilla, en un lugar donde había un pequeño escalón natural y tenía sumergido el cuerpo sólo hasta la cintura. Ella se sentó sobre él, con las piernas abiertas, cabalgándolo, dejándose penetrar por su rabo duro, poniendo sus pechos cerca de la cara de Nacho, que no sabía cómo dividir su mirada entre pechos, cara y cuello de su compañera. Estefi comenzó a botar sobre Nacho, elevándose ligeramente, recorriendo la polla de arriba hacia abajo en su caída. Nacho se apoyó con pies y manos y elevó su cintura hacia arriba para añadir fuerza al movimiento, volviendo a la intensidad anterior. Le encantaba ver cómo se movían los pechos frente a él y cómo disfrutaba Estefi. También a ella le encantaba ver cómo le producía placer y cómo se reflejaba éste en su rostro.

Nacho devoraba los pezones de Estefi mientras ella seguía follándolo en la orilla, dominando su cuerpo y abrazándolo. Pasó la mano bajo la hermosa melena de Estefi y acercó su cuello hacia su boca, mordiéndola como si de un vampiro se tratara. Se besaron, ambos tenían mucha humedad en la boca y fue un beso muy intenso y resbaladizo, donde las lenguas se deslizaban muy suavemente sobre los labios. Nacho se estiró en el suelo. Ambos podían ver sus cuerpos en todo su esplendor, sus rostros desencajados por el placer y cansados por el movimiento. La polla de Nacho se hizo más gruesa, dura y caliente en el interior de Estefi, que notó cómo un cálido chorro llenó su interior de un líquido pastoso; lo que acabó por provocarle un nuevo orgasmo también a ella.

Pasaron el resto de la tarde refrescando y lavando sus sudorosos cuerpos en la laguna paradisíaca, abrazados y juguetones. No durante mucho tiempo, pues ya se hacía tarde y la luz empezaba a volverse oscuridad. Poco rato después recogieron los bártulos, se vistieron y pusieron en marcha la motocicleta, buscando otra vez la velocidad sobre el asfalto; la comodidad de la casa y encontrándose involuntariamente, la realidad de la vida a la mañana siguiente.

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