19 junio, 2006

En la biblioteca- Episodio 3- Desenlace

Me levanté de mi asiento y me di cuenta de que ella también se estaba levantando. Qué extraño, acaba de llegar. Volvimos a mirarnos. Nos seducíamos mutuamente. Nuestras miradas escudriñaban los más profundos y lujuriosos deseos sobre el cuerpo del otro. Tuve que mirar al frente, o me arriesgaba a tropezarme con algo mientras salía. Intenté que no se me notara la erección camino al baño. Era una tarea difícil cuando mi mente sólo pensaba en acariciar sus curvas.

Conseguí dominarme ligeramente y podía andar sin que pareciese empalmado. Una vez fuera de la sala, a mitad del pasillo, me di cuenta de que ella también salía. Miré hacia atrás, vi sus curvas contonearse mientras caminaba ¿A dónde iría? ¿Iría también al baño? La sola idea de imaginarme la escena me excitaba sobremanera. Intentaba no pensar en ello, pero no podía. La deseaba con todas mis ganas. Quería hacerla mia, fundirme con ella en un infierno apasionado. ¿Qué debería hacer si iba al baño? Un mar de dudas me asaltaban mientras la sangre de mi cuerpo se desviaba hacia las zonas bajas de mi abdomen.

El baño estaba en una zona algo escondida. Unas escaleras subían por un rincón del pasillo, junto a los ascensores, y justo a dos pasos estaba la puerta del baño. Era un baño pequeño, compartido, con tres puertas, una para caballeros, otra de señoras y una tercera de minusválidos. Me disponía a entrar en la puerta de caballeros cuando escuché unos pasos. Me eran familiares. Eran los mismos pasos que me habían seguido; aquellos que se producen durante un suave contoneo de piernas femeninas. No llegué a abrir la puerta de caballeros. Ella entró y me clavó su mirada. Se dirigía hacia la puerta de señoras, contigua a la mia. Pero no miraba a la puerta, me miraba a mi. Mi corazón latía muy fuerte, mis brazos mostraban nerviosismo contenido, la escena parecía rodada a cámara lenta.

No podía contenerme, el calor inundaba mi cuerpo y deseaba trasladarlo hacia el suyo. Di un paso hacia ella, acerqué mi cara a la suya, notaba el deseo en el ambiente y eso hizo que estuviera más seguro de mi mismo. No lo dudé. Uní mis labios con los suyos, cerré los ojos, cogí su cintura y noté cómo sus brazos me rodeaban por encima de los hombros. Introduje mi lengua en ella y masajeé la suya suavemente. Parecía que bailaran coordinadas, estaban bien compenetradas. La giré y la apoyé en la puerta con un movimiento algo brusco. Pasé de su boca a su cuello. Mordí suavemente en la unión del cuello con la cabeza, bajé mis manos y apreté sus nalgas mientras ella me abrazaba por la cintura. Estaba muy caliente, deseaba tomarla. Deseaba penetrarla. Quería follarla ahí mismo. Comencé a mover mi cadera y presionar la suya conta la puerta. La movía desde abajo hacia arriba, lento pero constante. Estaba seguro de que ella había notado su enorme erección. No sabía si ella deseaba lo mismo, no quería violarla; pero esperaba que estuviera dispuesta a disfrutar de ese intenso momento de placer igual que él. Si se dejaba, él no cesaría.

Abrí la puerta del baño de señoras. Entramos sin separar nuestros cuerpos y cerré la puerta. Ella comenzó a desabrocharse el pantalón. Estabamos de acuerdo en lo que queríamos hacer. Me desabroché el pantalón y dejé salir mi enorme polla que ya estaba deseando abandonar la presión del pantalón. Ella se lo bajó entero, pero sin quitarselo. La senté sobre la cisterna y pasé entre sus piernas y el pantalón. Ella agarró mi dura polla y la dirigió hacia su coño. Una vez mi glande estaba dentro de su húmeda entrada, introduje el resto de la venosa verga de manera constante en su interior. Ambos soltamos un pequeño gemido de placer. Me abrazó mientras yo me agarraba a la cisterna. Comencé a empujar de forma suave y continua, apretando mi culo y haciendo fuerza con los brazos. Ambos estabamos muy excitados. La situación era muy morbosa, pues en el baño público podría entrar cualquiera en cualquier momento. Ese pensamiento me animó y apreté la marcha.

"Ah!"-decía ella con una voz ligera y suave, cada vez que mi polla entraba y mi abdomen chocaba contra su coño. Ella me apretaba con sus piernas y me clavava las uñas en la espalda. Yo le correspondía con más velocidad y placer. Comencé a gemir también. Mi polla estaba muy gorda dentro de su coñito húmedo y suave. Notaba la presión de su vagina. Empecé a empujar desde abajo hacia arriba, para que, con el ángulo, mi glande rozara las paredes de su vagina y la presión fuese mayor en el exterior del coñito. Acababa el movimiento de una forma más brusca. Mordía su cuello, intentaba controlar la presión, para que el dolor placentero no fuese dolor molesto. Ella tenía los ojos cerrados, la boca semiabierta, estaba disfrutando. Sentía mi polla moverse dentro de ella y mi cuerpo empujar el suyo, mi polla apretar su coño, mi torso apretar su torso contra la pared. "Uuh, uuh, uuuuh, uuuuuh!"- escuché salir temblorosamente de su voz primero, luego se quedó intentando decir algo, pero no le salió la voz. Su mente ya no estaba allí y a la mia no le faltaba mucho para irse.

"Me voy a correr"-dije con voz de placer y cansancio. "Espera, espera, no te corras dentro"-me dijo, volviendo en sí. Me presionó un poco con las manos, para que me apartara. Pasé de nuevo entre sus piernas y su pantalón. Le ayudé para que no se cayera y la puse bien. Rápidamente se sentó sobre el retrete, agarró fuerte mi polla y la introdujo en su boca. no llegó al fondo, tampoco me importaba. La escena me excitó tanto que no pude perder la erección. Su mano apretaba fuerte mi polla en la base. Su boca y su lengua jugaba con mi glande rojizo, turgente y húmedo. tenía la boca caliente y la lengua suave. Apretaba con sus labios y lamía por la parte inferior con la lengua, con movimientos rápidos y constantes. "Me voy a correr, me voy..."-exclamé.
Rápidamente metió mi polla en su boca. Sujeté su cabeza, sin apretarla. Me corrí dentro. Ella esperó a que terminara de descargarlo todo. Mi placer se multiplicó. Una vez terminé, nos separamos. Me apoyé sobre la pared, no sabía bien dónde estaba. Ella se levantó y escupió mi líquido al retrete y se limpió los labios. Ambos nos miramos con expresión de placer y volvimos a besarnos.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Si te lo curras un poco mas despacio te quedarian muuuucho mejor, felicidades!